La vitamina D es un nutriente esencial para mantener la salud de nuestra piel y huesos. Entre las características más importantes de ésta vitamina está la regulación de los niveles de calcio y fósforo en nuestro organismo. Podemos obtenerla de algunos alimentos ricos en vitamina D, como por ejemplo:

• Pescado
• Aceite de Hígado
• Productos lácteos
• Huevos
• Embutidos

Sin embargo otra de las maneras frecuentes de obtenerla es exponiéndonos diariamente al sol durante breves períodos gracias a los rayos ultravioletas de la luz solar que son los responsables de la producción de una gran cantidad de vitamina D3 en el cuerpo.

Esta vitamina es de gran importancia para el sistema inmune, ya que activa las células para la defensa natural del cuerpo contra las infecciones. Es además un nutriente básico para el buen funcionamiento muscular pues entre sus propiedades se encuentra el fortalecimiento de los músculos dando una mayor resistencia y reduciendo dolores de lesiones por actividades físicas.

La vitamina D influye además en el proceso de coagulación de la sangre, por lo que una correcta ingesta de este nutriente nos ayuda a prevenir hemorragias.

El salmón es uno de los alimentos con más cantidad de vitamina D. Una ración de 100 gramos tiene 360 UI de vitamina D, un poco menos de la mitad de la ingesta diaria que los expertos recomiendan.